Crónicas de héroes. Era 3ª. Un héroe olvidado.

¡Los bosques de Quel´Thalas, recuerdos de gloria y destrucción para el joven Jifofer!

Mientras paseaba por los, otrora, arbóreos símbolos de la magnificencia de las tierras de los altos elfos, apoyado en el bastón obtenido en batalla contra el último jefe Mag´hari, el druida sentía, una vez más, la perfecta confluencia entre la naturaleza y la historia de las razas libres de Azeroth.

Muchos años habían pasado desde que Arthas y su ejército de no-muertos atravesaran las puertas de Lunargenta y casi aniquilasen a los suyos.

Y ahora, nuevamente, los elfos supervivientes, en ejercicio de su compromiso inmemorial, combatían contra el Trono Helado y su lugarteniente maldito, heredero del yelmo de Ner’zhul, en la misma Rasganorte.

¿Cuántos años hacía …? ¡Ni lo recordaba!

Jifofer, al igual que sus hermanos druidas, había participado de los acontecimientos primeramente en soledad y lejanía, pero cuando las circunstancias lo exigieron y la naturaleza del orden de la vida entró en grave riesgo, cuando Elune se le manifestó de forma inequívoca, abandonó su retiro del mundo, iniciado posteriormente a La Tercera Guerra, y volvió.

Porque el mundo no es de los héroes, pero sin héroes no hay mundo. Porque la vida reclama la muerte, y la muerte da paso a la vida. Porque …¡era su deber y juramento!

Sonrió al recordarlo. Era verano.

Verano cuando se presentó en aquél cuartel de la Alianza.

Verano cuando se incorporó al escuadrón de los Hidras.

Verano cuando puso sus conocimientos en favor de humanos, de gnomos, de enanos.

Verano cuando, sin saberlo, como tantos otros, pasó a ser un héroe de la intrahistoria, un héroe … olvidado.


[fragmento de las "Crónicas de Jifofer"]